Silencio. Nada más. Por más que grito no salen palabras, por más que grito nadie me oye, nadie me escucha. Aunque todo tiene un sentido, mis palabras solo van dirigidas a ti, a nadie más. Y tú no estás. Por eso nadie me puede escuchar, porque mis palabras, un simple te quiero, se esfuman enSigue leyendo «Qué hubiera pasado si… te hubiera dicho te quiero»