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Mis favoritos del verano (2022)

El verano es un buen momento para dedicarle tiempo al ocio. Bueno, casi que el mejor, aunque me da un poco de rabia que sea así. Vivimos vidas en las que vamos a mil por hora por nuestras obligaciones y dejamos poco tiempo a no hacer nada. Con nada me refiero a nada, porque en esta sociedad en la que vivimos, la cual parece que nos obliga a ser productivos constantemente, cuesta desconectar del todo y vivir por vivir, cosa que necesitamos para no volvernos locos. Debo confesar que este verano me ha costado un poco desconectar. Las mil incógnitas que tengo en la cabeza sobre mi futuro me han hecho estar siempre activo y no disfrutar el presente como me hubiese gustado. Pero bueno, sí que ha habido ciertos momentos y cosas que me han alejado del mundanal ruido (de mi cabeza) y hecho olvidar todo durante un ratito.

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De puntos y seguidos

Septiembre. Una palabra que da muchísimo vértigo y causa estragos y pesadillas. Para muchos significa volver al horror de la rutina, de los gritos en la oficina y los dolores de cabeza por llegar a fin de mes. Para mí, sinceramente, siempre ha sido la oportunidad de volver a empezar, un nuevo año como si del mismísimo uno de enero se tratara. Y es que, a pesar de que hace tiempo que acabó mi etapa estudiantil, mis años siguen empezando el 1 de septiembre y terminando el 31 de agosto. Cuando hablo de volver a empezar, no me refiero a dejar todo atrás o convertirme en una persona completamente nueva. No empiezo desde cero, lo hago desde mi versión actual, que no sé si está al 20% o al 90% de lo que quiero ser, pero, desde luego, no soy una pizarra en blanco y, creo, cada año estoy más

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Carta a mi yo opositor

Hola, Llevo ya un tiempo sin pasarme por aquí. La vida me mantiene atrapado y lo cierto es que, aunque por dentro me muero de ganas de compartir nuevas reflexiones, libros o canciones, cuando termina el día no me quedan fuerzas para sentarme un rato más frente al ordenador. La vida o la oposición, que en este momento es lo mismo. Me vais a permitir que hoy sea un poco egoísta porque vengo a escribirle a mi yo del futuro, ese que, en un par de meses, podrá sentarse en el sofá sin sentirse mal porque los apuntes le están esperando en el escritorio, ese que podrá dormir por las noches sin soñar que está redactando un tema, ese que podrá permitirse escribir las historias que tiene en mente sin pensar en los «debería de». A ti, Javi, que has terminado el proceso opositor. ¿Qué tal, cómo ha ido? Mentiría

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Minimalismo material

Tengo muy poca memoria. He de reconocerlo, es uno de mis mayores males. Probablemente, si me preguntas por una conversación que tuvimos hace un par de meses no sabré de qué me estás hablando o si lo haces por aquello que hice el sábado pasado omitiré gran parte de los detalles. No porque no quiera contarlos, es que, simplemente, no los recuerdo. No es que no preste atención a las cosas. Si me cuentas algo, no habrá nadie que te escuche mejor que yo, pero no te prometo recordarlo al día siguiente, por mucho que me esfuerce. Esta mala memoria me ha hecho pensar mucho en aquello que recordaré cuando tenga 80 años. Si llego, claro, que entre pandemias, volcanes y guerras, parece que la cosa se está poniendo cuesta arriba. Y es que tal vez no recuerde aquella conversación que tuvimos hace 10 años, pero sí aquella puesta de

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Ansiedad y redes sociales

Me faltan dedos de la mano para contar las veces que he querido quitarme las redes sociales. Lo he hecho muchas veces completamente hastiado, preguntándome qué me aportan, sobrevolando con el dedo el botón de «borrar perfil» y diciéndome a mí mismo que, bueno, no están tan mal, que simplemente tengo que cambiar la perspectiva que tengo respecto a ellas. Y que, al fin y al cabo, me vienen bien para estar en contacto contigo, para mostrar mi contenido, los cachitos de mí que muestro al mundo y que, oye, me gusta que leas. Pero me causan ansiedad, mucha, muchísima. Twitter, por ejemplo, es ese lugar donde la mitad de la gente está cabreada y la otra mitad te cuenta lo que está haciendo mientras que tú estás parado. Twitter es, para mí, una constante comparación en la que siempre me quedo atrás y parece que voy con la lengua

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