Me miras, te miro, un segundo, quizá dos, no importa, las sonrisas empiezan a volar ¿quién sabe por qué? El silencio continúa ahí porque quizá nos lo hemos dicho todo con esa mirada, quizá las sonrisas han sido suficientes, quizá nos hemos dicho te quiero, quizá nos hemos dicho lo que deberíamos decirnos con palabras. Quizá… o quizá no nos hemos dicho nada, quizá en la mirada solo hay silencio, quizá solo hay sonrisas por pura casualidad.
Hay tantos quizás… Es tan difícil saber cuál de ellos es el real…
Por eso no puedo dejar de preguntarme qué estará pensando esa cabecita que tanto me hace sonrojar, qué estará pasando por tu mente en ese preciso instante en el que las miradas se cruzan y aparecen las sonrisas, qué mirarán esos ojos, por qué esos labios forman eso que tanto me gusta de ti.
Me pregunto si todo esto no es una locura, si el quererte merece la pena, si noches como esta en las que el sueño no viene y tú no te vas tienen algún sentido. Qué rabia me da preguntarme tantas cosas que solo tú me puedes responder, no te imaginas la rabia que me da que después de que vuelen las miradas no pueda preguntarte ¿en qué piensas? ¿qué miras? ¿por qué sonríes? Qué rabia me da tener que descifrarlo todo y no consiga hacerlo.
Qué rabia me da no poder hacer tantas cosas porque no sé cómo vas a reaccionar…
Pero ¿Qué puedo hacer? Seguiré esperando mientras el sueño se apodera de mí, seguiré esperando que algo te delate o que tú te delates o delatarme yo y decirte te quiero de una puñetera vez, decirte te quiero sin esperar las consecuencias, quizá tu pena, quizá tu enfado, o quizá una sonrisa y un amor para toda la vida, qué se yo… Aquí seguiré de momento, mirando a la Luna con la esperanza de que me cuente las cosas que tú le cuentas.
Tus deseos, tus secretos, tus pensamientos.