Sentimientos enfrentados

Te veo delante de mí, te miro con ojos de deseada indiferencia pero ésta no llega y pasa por mi cabeza la pena, la rabia, la frustración, solo de pensar en aquellos días…

Aquellos días en que las miradas volaban sin parar, en que las palabras salían con el ánimo de que no se iban a quedar en el viento, en que los versos al oído sonaban con más fuerza… Aquellos días en que unos labios podían encontrarse con otros con los que rozarse, en que la sonrisa salía sin querer porque había alguien a mi lado, en que los «te quieros» parecían más cercanos que nunca…

Aquellos días en que mirarte a los ojos significaba felicidad.

Pero los «te quieros» no llegaban nunca. Y la espera se hacía agonizante, eterna. Y mi corazón dijo basta, que ya no era capaz de aguantar más por alguien.

Fue entonces cuando las miradas vieron cortadas sus alas, cuando las palabras se quedaron en el viento, cuando los versos al oído se apagaron… Fue entonces cuando unos labios ya no querían rozarse con otros, cuando la sonrisa permanecía muda, inerte ante tu llegada, cuando los «te quieros» se alejaron más que nunca.

Y ahora que te veo no pueden venir a mí otra cosa que sentimientos enfrentados.

Ahora que te veo siento pena, pena por haber perdido el tiempo en intentar que pasara algo entre nosotros, rabia porque un día pensé que valías la pena y constantemente me demuestras que estaba equivocada, muy equivocada… Todo eso no puede llevar a nada más que a la frustración, un sentimiento que me envuelve y que me hace pensar otra vez en ese Dios llamado amor, ese jodido Dios que se empeña en echar por tierra todos mis intentos, que no quiere verme enamorada, que no quiere verme feliz.

Y ahora han llegado otros días, días muy diferentes, la felicidad se ha esfumado, mirarte a los ojos significa pena, rabia, frustración. De ahí que te mire como miro a la nada, como algo invisible, como algo inerte.

Porque ni siquiera soy capaz de cruzar una simple mirada contigo.